noviembre 28, 2025
Evoto

Evoto

Regreso, reinvención y revolución sonora

Tras un paréntesis creativo marcado por la introspección y la exploración cinematográfica bajo su alias NIN3S, el productor y DJ catalán UNER regresa con una obra que marca un antes y un después en su trayectoria: CONTICINIUM. Este nuevo álbum no solo representa su retorno a los clubes, sino que revela una evolución artística profundamente conectada con sus raíces emocionales, técnicas y filosóficas. En esta entrevista, UNER nos abre las puertas a su universo interior, donde la música deja de ser un producto para convertirse en una experiencia transformadora.

¿Qué te impulsó a retomar tu faceta como UNER tras cinco años dedicados a NIN3S y al cine?

No fue una decisión calendarizada ni una necesidad comercial. Fue un llamado interno. NIN3S fue una etapa profundamente introspectiva que me permitió reconectar con partes de mí que habían quedado adormecidas por el ritmo frenético de la industria.

El cine y la composición alejados de la pista de baile me confrontaron con mi identidad más genuina. Y en ese proceso entendí que UNER no era una etapa cerrada, sino una voz más dentro de mí.

Retomar este alias hoy es unir técnica y emoción, cuerpo y alma, club y contemplación. Vuelvo desde un lugar más consciente, honesto, sin la presión de encajar. Vuelvo no para adaptarme, sino para expandirme.

¿Cómo refleja CONTICINIUM tu evolución sonora en comparación con tus primeros trabajos como Pallene o Bassboot?

La diferencia es abismal, aunque no reniego de mis inicios. Aquellas primeras producciones estaban orientadas a la energía inmediata del club.

En CONTICINIUM, la dirección es completamente distinta: nace del silencio, de la introspección, no del algoritmo.

He trabajado con una paleta sonora más compleja, donde conviven texturas acústicas, síntesis granular y estructuras armónicas clásicas deconstruidas.

Ya no me interesa producir “tracks”, sino contar historias. Antes los límites internos y externos marcaban mi discurso musical; hoy, esos límites han desaparecido. Temporal Entanglement aborda conceptos como la percepción del tiempo y la introspección emocional.

¿Qué te llevó a explorarlos?

El tiempo, para mí, dejó de ser lineal cuando empecé a vivir más despacio. Tras años de giras y adrenalina, el tiempo se volvió elástico, emocional. Temporal Entanglement nace de esa percepción: lo que somos no ocurre en línea recta, se entrelaza.

A nivel emocional, vivimos atrapados en la inmediatez, pero cada decisión creativa dialoga con heridas, sueños y preguntas invisibles. Este track, como otros del álbum, no busca respuestas, sino espejos donde mirarse. Lo introspectivo no es aislamiento, es profundidad.

¿Cómo equilibras tus raíces clásicas con las texturas electrónicas contemporáneas en este nuevo trabajo?

Desde niño, el piano, la armonía tonal y los silencios forman parte de mi lenguaje.

En CONTICINIUM no los transformo para que encajen en lo electrónico; los dejo respirar dentro de él. A veces, una sola nota sostenida comunica más que cien capas de síntesis.

Me interesa la emoción, no el virtuosismo. La imperfección rítmica, los glitches y las texturas inestables son parte de esa búsqueda de autenticidad. La música no tiene que ser perfecta, tiene que ser honesta.

¿Qué desafíos enfrentaste al integrar elementos cinematográficos en un disco orientado a clubs?

No utilicé instrumentación clásica como tal, salvo el piano, pero la orquesta está presente simbólicamente. Vengo de trabajar con una sinfónica y un coro de 80 personas en The SoundTrack Symphony, y esa experiencia me enseñó que una sola nota puede contener una emoción gigantesca.

El mayor desafío fue confiar en la emoción como arquitectura, resistirme a demostrar habilidades técnicas y crear paisajes con la tensión de una banda sonora sin caer en la ilustración sonora. Todo eso fue posible gracias a lo aprendido con NIN3S: el valor del silencio, del desapego y de la honestidad radical.

¿Cómo ha influido NIN3S en la narrativa sonora de tus sets actuales?

Lo cambió todo. Mis sets ahora los construyo como películas sin guion estricto. Aprendí que una atmósfera puede contener más tensión que un drop, que el silencio puede ser tan poderoso como el kick.

Ya no busco la transformación gradual, sino la resonancia emocional. Mis sets no están pensados para el baile automático, sino para la conexión profunda.

Más allá del aspecto musical, ¿Qué sensaciones o mensajes querías transmitir con CONTICINIUM?

CONTICINIUM es un umbral. Una puerta hacia ese momento sagrado de espera justo antes del amanecer, donde todo es posible. Es una obra nacida desde la sinceridad, sin premeditación ni fórmulas, y con total independencia.

Mi deseo es que quien lo escuche se sienta menos solo. Si eso ocurre, la misión está cumplida.

¿Cómo planeas trasladar en vivo la riqueza melódica y emocional del álbum a tus DJ sets?

Durante años me han tildado de “arriesgado” por no seguir fórmulas. Y he escuchado comentarios absurdos de quienes solo consumen la industria desde la superficie. Hoy ya no me afecta. Estoy despojado del miedo al juicio.

Mi respuesta es clara: libertad real, no impostada para redes sociales. Libertad para pinchar lo que siento, sin etiquetas ni condicionamientos. CONTICINIUM me dio una brújula emocional. No busco sofisticación vacía ni sets soporíferos diseñados para alimentar egos.

Quiero sesiones orgánicas, imperfectas, pero humanas. Esa es mi revolución: sonar a uno mismo en un mundo que exige parecerse a todos.

¿Qué expectativas tienes para este regreso en términos de residencias, festivales y conexión con el público?

No busco estar en todos lados, sino en los lugares donde tenga sentido. Quiero construir residencias basadas en lo comunitario, no solo en lo musical. Compartir con nuevos talentos sin jerarquías.
Me interesan los festivales que aún respetan la música como arte. Y, sobre todo, quiero volver a mirar al público a los ojos, escuchar los silencios y recordar que la magia ocurre entre todos, no solo sobre el escenario.

¿Qué aprendizajes consideras esenciales para liderar una nueva era en la electrónica?

El más importante es la independencia, no solo económica, sino espiritual. Hoy sé que, si tu arte nace para complacer, no estás creando, estás cumpliendo una función de marketing.

La industria premia la velocidad, pero el verdadero cambio ocurre en la pausa, en la duda, en lo incómodo. Esa es la cuna de la transformación.

La nueva era de la electrónica no vendrá de campañas vacías ni de lineups fotocopiados. Vendrá de quienes creen desde la herida, desde la autenticidad. Se puede desaparecer sin hacer ruido y volver sin pedir permiso.

La electrónica nació para liberar, no para decorar. Aún estamos a tiempo.

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